lunes, 31 de octubre de 2011

Candíl de la calle... oscuridad panamericana.

La sociedad mexicana en general, se ha caracterizado en mayor medida por presumir lo que no tiene, sin resolver las necesidades de las que carece. Este tipo de comportamiento se refleja desde un nivel micro espacial hasta los grandes comportamientos que como sociedad tenemos.
Los XVI Juegos Panamericanos, realizado en Guadalajara, Jalisco; reflejan en gran medida este tipo de comportamiento humano que traspasa la barrera de lo individual, para convertirse en un fenómeno colectivo de gran impacto.
Desde aquel 29 de julio del 2007 en Río de Janeiro, Brasil; la delegación panamericana de México tuvo el reto heroico de llevar acabo la siguiente realización de la edición XVI de los juegos deportivos del continente. En aquel entonces siendo ya gobernador del estado de Jalisco, Emilio González Márquez (PAN) y presidente municipal de Guadalajara Alfonso Petersen Farah (PAN) se dieron a la tarea titánica junto con la ODEPA y la CONADE planear, organizar y realizar la justa deportiva.
Para esto se debió contar con la disposición de la sociedad tapatía y jalisciense respectivamente; pues aunque los juegos llevaban el nombre de Guadalajara, se realizarían por todo el territorio estatal; con la apertura de los grupos empresariales tanto locales como nacionales; así como con el desempeño laboral de las instituciones gubernamentales. Aún con todas las ganas y las fuerzas de los diversos sectores, se presentaron inconvenientes que deberían dejarnos una ardua reflexión sobre nuestro comportamiento individual y social.
Unas horas antes de la inauguración había muchas demoras físicas; rondaban muchos misterios en cuanto a la realización del certamen deportivo. Los discursos no fundamentados, opacos y en cierto modo agresivos de los actores públicos; demostraban ante el panorama nacional una falta de organización y la obvia competencia del figurismo político.
Hasta la fecha sigue siendo un misterio de donde se obtuvo el fideicomiso para la realización de los juegos; quienes fueron los favorecidos en la construcción de los inmuebles, aún la rendición de cuentas no ha sido clara; sin tomar en cuenta la posibilidad de enfrentarnos a 'construcciones débiles' hablando en la estructura física.
Sin embargo, pese a todos estos fantasmas políticos se llevaron a cabo los juegos; con el mejor desempeño de la delegación mexicanan en las competencias, en toda su historia panamericana. Es cierto que los deportistas han dado su mejor esfuerzo; son únicos y merecen el loable aplauso del campeón. Pero aún quedan muchas preguntas alrededor de la CONADE, como por ejemplo, hasta hace unos días antes de la competencia, la selección mexicana de basketball femenil, no tenía ya no se diga el presupuesto necesario, carecía de entrenador dado que nadie confiaba en ese deporte; y a pesar de eso, las mujeres demostraron que caulquier deporte vale la pena. Otro caso fue el equipo de clavados; que prefirio regresarse a la ciudad de México a continuar su entrenamiento, porque las instalaciones en Guadalajara y la CONADE no les favorecían su preparación. Con estos casos rodean casi todas las disciplinas en la delegación mexicana; falta de recursos, apoyo hacia los deportistas, corrupción dentro de la CONADE, etc. Pero eso sí, cuándo un atleta mexicana se para en el pódium para recibir su medalla áurea, todos los representates públicos se adjudican el triunfo y hasta prometen lo que no se sabe si cumplirán. Ahí están como ejemplo las declaraciones de Eruviel Ávila (gobernador del Edo. de México) quién prometió a cada atleta que ganará medalla de oro y siendo oriundo de dicho estado darle la cantidad de doscientos mil pesos como apoyo deportivo; otro caso fue Emilio González Márquez (gobernador de Jalisco) quién afirmó que cada triunfo áureo es un reflejo de que los gobiernos del PAN si apoyan el deporte mexicanos, y así podemos seguir y seguir, tan solo veánse las declaraciones de Ivonne Ortega (gobernadora de Yucatán) que también se adjudicó los trunfos de sus atletas a las 'buenas' acciones de su gobierno.
Y a la justo deportiva no se le puede dejar de comentar el espectáculo que lleva consigo. La inauguración y clausura, que si bien suelen ser detalles secundarios, reflejan parte de esa conceptualización que tenemos como sociedad; porque hay que dejar en claro 'que es en la fiesta' donde se desinhibe el comportamiento moral. Aunque para algunos parezcan detalles insignificantes, llama la atención el reflejo de comportamiento social.
Primero, la paradoja del símbolismo deportivo.
Jalisco es considerado no solo a nivel nacional sino internacional como la cuna del 'tequila', bebida alcohólica de gran fama en al cultura mexicana. Jalisco también ocupa el primer lugar a nivel nacional en consumidores de alcohol y el primero en donde el número de consumidores ha llegado a edades tempranas como los 12 y 14 años de edad. Si bien, el alcoholismo es considerado una enfermedad pública, y a su vez el deporte como un medio para combatir esa enfermdad; se presenta al mundo la imagen en un evento deportivo, paradójicamente, ésta bebida, aúnado a la imagen del charro. Qué paradójico que en un evento deportivo se realce la bebida como símbolo de la ciudad.
Segundo, el símbolo del charro y su dobel ambiguedad.
Es cierto que es un concepto típico de Jalisco y del país entero; pero el charro denota un comportamiento machista, y ambigüo. Romántico, atento, cortés, luchador por conquistar el amor de las mujeres (mientras las pretenden) pero, una vez casadas, se vuelve opresor, machista, agresivo y lleno de prejuicios a las mujeres que le rodean (esposa e hijas) ; además de que es un mujeriego. Paradójico a este concepto e imagen que se presento, la mayor parte de las preseas no solo áureas sino de plata y bronce, en la delegación mexicana la ganaron mujeres. Las mujeres fueron las que sacaron la casta por la sociedad mexicana. Y pese a ese esfuerzo, se empeñan en opacar sus logros, tal es el caso de los directivos de la delegación de clavados en el casod e Paola Espinosa, y otras tantas como el equipo femenil de basketball.
Tercero, la doble moral ante el flujo comercial.
Hace un par de meses, el gobernador del estado de Jalisco, hizo público que en su 'estado manda él'; y al que no le guste 'que chingue a su madre'. Él es el dueño de los recursos estatales, así lo dejo ver, él es el nuevo tlatoani por excelencia de la cultura mexicana; él decide quien debe amar a quién y como lo debe amar. Los homosexuales le dan asquito, y las mujeres deben ser de valores. Con todo esto, para nadie es oculto que Guadalajara, es considerada socialmente en México como la capital de la cultura Gay, del arte, de la catolicidad mundial (tiene el mayor número de sacerdotes por habitantes) y del deporte nacional. La perla tapatía es un orgullo nacional y es cierto, lo es; pero no por esto con este bagaje cultural se deben menospreciar lo que también forma parte del mosaico local.
Y en la clausura oficial de los XVI Juegos Panamericanos, el espectáculo fue el cantante boricua Ricky Martin, abiertamente declarado homosexual. Se preguntarán y ¿eso qué? Pues si nos atenemos a que se deben respetar los valores y las costumbres, el gobierno debió ser coherente; sin embargo dejo en claro que más vale dinero en manor que homosexuales bailando. No sin antes elegir a Alejandro Fernández como el artista oficial de los juegos, de quién en Guadalajara ronda las leyendas de sus raras preferencias sexuales.
Lo cierto que ante todas las leyendas que rondaron estos juegos, el clembúterol deportivo, la falta de apoyo hacia los deportistas, el espectáculo deprimente, unas instalaciones cimentadas en cuentas sospechosas; la gran deuda -que no se ha dicho en los medios- que adquirio el Gobierno de Jalisco y que deberán pagar sus ciudadanos en la próxima década; pese a todo esto; queda la satisfacción de la sociedad tapatía por realizar unos juegos en casa. Quedan las obras públicas que se ven en las calles; queda la derrama económica en la sociedad mercantil de Guadalajara; queda el deseo de realizar unos juegos olímpico, quedan las ganas de seguir siendo buenos y mejores mexicanos.
Unos juegos que fueron candil de la calle pero que dejan un tramo oscuro en los coportamientos de quienes los llevaron acabo. Y no es por hecharle la culpa a los dirigentes, porque recuérdese que ellos los funcionarios salen de la sociedad, se educan junto con nosotros en nuestros barrios, en nuestras colonias; son parte de nosotros, y si ellos fallan en su actuar es porque tal vez como sociedad no estamos haciendo algo bien.
Hasta la póxima.