domingo, 17 de agosto de 2014

Que violencia no genere violencia.

Hace un par de semanas llegaban imágenes desastrosas de lo que acontecía y sigue aconteciendo en la franja de Gaza. Familias muertas, edificios destruidos y miles de personas carentes de servicios básicos es la realidad del día a día en esa zona del planeta.

Toda esta información que se difundió en nuestras redes sociales y en los mass media informativos, trascendió de una forma mucho más que informativa. Generó un descontentó social, no sólo contra un gobierno en particular -el israelí- sino también en contra de un concepto arraigado en el imaginario social llamado sionismo. Y es que cada grupo y cada sector a nivel internacional a su conveniencia utilizó de la manera más idónea  la idea del sionismo para justificar la lucha por sus propias  intereses. 
Este concepto a lo largo de la historia ha sido la causa de la defensa y la lucha por diversos ejércitos. 

Sin embargo, no quiero ahondar en este tema, porque no es el caso. Más bien en el uso de la información que se da y en la responsabilidad que tienen las empresas dedicadas a comunicar sobre lo que transmiten y cuál es el fin de transmitirlo. 

Está claro que el ser humano busca siempre un interés en toda acción. Pero hay dos tipos de interés: el personal que no trasciende y el colectivo, el cuál trasciende. El primero queda envuelto en un círculo vicioso que al no tener salida, tarde que temprano, muere por si mismo. El segundo logra tener una trascendencia, pues es compartido. El asunto es que cuándo un grupo decide que interés seguir, logra chocar con los intereses de otros grupos. Y así se pone más interesante, pues el gran reto de converger en intereses comunes exige muchos hábitos que se practiquen en lo cotidiano.

En días pasados ha llegado información que proviene de la frontera entre Syria e Irak, lugar controlado por el Estado Islámico (EI) una persecución barbara entre radicales islámicos sobre grupos de hombres (no musulmanes).

Más allá de entender la situación sobre el EI, que no es el objetivo de este comentario, es hacer la reflexión sobre la información que nos está llegando y cómo debe ser procesada, sobre todo en quienes tienen acceso a dicha información. Imágenes crueles de seres humanos decapitados, son el reflejo de la barbarie más baja de la especie humana; intentando ser justificada por algunos preceptos religiosos tergiversados y sobre todo mal puestos en practica. 

La información de los actos y hechos ya fue generada y transmitida. Ahora le toca a los usuarios de dicha información procesarla y generar una nueva respuesta. Espero que esa respuesta no generé más violencia de la que ya abunda en el corazón del ser humano.

jueves, 24 de mayo de 2012

La marcha anti-EPN y todo lo que conlleva.



En esta temporada electoral, se ha suscitado un movimiento conformado por universitarios y diversos personajes del ámbito intelectual; mismo que se han expresado en contra del candidato del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto. Dicho candidato de acuerdo a los medios de comunicación adelanta a sus contrincantes por 20 puntos ó más en el porcentaje de proyección electoral[1]

En respuesta a dichos resultados emitidos por las encuestas, los integrantes del “Movimiento Anti-Peñanietista”, como se hacen llamar, argumentan que el postulante no debería estar contendiendo para gobernar a la población ya que el candidato no está preparado para liderar nuestro país.

 Desde el juicio que emite este grupo, destacan que durante su mandato en el Estado de México en donde dejó mucho que desear durante su cargo como titular del ejecutivo y cuestionan su integridad ética como funcionario e individuo social, lo cuál busca replantear el criterio de los ciudadanos para votar.

Tras presentar diferentes pruebas, donde señalan y atacan a EPN, dicho movimiento convocó el pasado 19 de mayo a los mexicanos, a movilizarse en protesta al candidato y medios de comunicación desde el ángel de la independencia hasta el zócalo capitalino; fungiendo estos actos como muestra de su descontento y repudio hacia la figura que el PRI eligió como representante en las próximas elecciones.

Analizando las acciones que tuvieron lugar el pasado fin de semana, podemos llegar a diferentes conclusiones un tanto precipitadas, pero a la vez, fundamentadas en la razón de ser el mismo movimiento:

·        La población que está en desacuerdo y no votaría por Enrique Peña Nieto es mayor, a la que los medios y encuestas han reflejado durante esta campaña electoral. Este punto puede verse reflejado en simulacros de votación donde los resultados favorecen al candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador.

Fue aplastante el resultado de la universidad más importante de Iberoamérica a favor del candidato del PRD, PT y Movimiento Ciudadano, Andrés Manuel López Obrador, a la presidencia de la república.
Los últimos resultados serían los siguientes: AMLO 85.61%, EPN 5.19%, Quadri 4.87%, JVM 4.33%
Cabe recordar que este ejercicio con 14 mil boletas únicamente contabiliza a los empleados, académicos y estudiantes de la UNAM.

·        Encuentran discrepancias entre la información que los medios de comunicación proporcionan a la población y los hechos que en realidad han trascendido en nuestra sociedad. Como ejemplo, se encontraron encabezados de una visita del postulante del PRI a la Universidad Iberoamericana donde una protesta se manifestó en su contra y algunos medios informaban que su actuación había sido exitosa.

·        La creación de este movimiento surge en necesidad de ‘despertar’ intelectualmente a la población demostrando que existen alternativas de voto que nos lleven a tener un mejor gobierno donde nuestras expectativas se vean cumplidas en base a las propuestas de cada partido.

Así, tras la expresión de sus ideas y generando un medio alternativo de información para diferentes sectores de México, al Movimiento Anti-Peña se presenta como una ‘revolución’ en desacuerdo hacia un retroceso de nuestra política y busca que un verdadero cambio se de en las elecciones 2012.

Hoy en día, manifestarse en el Distrito Federal suele ser la solución recurrente para que las exigencias sean escuchadas, pero ¿Cuáles son las principales causas y consecuencias de este tipo de actos? ¿Afectan nuestros derechos como ciudadanos? ¿existe un récord histórico donde se vislumbre resultados?

En el período 2000-2006 según el periódico Milenio, México ocupo el primer lugar en manifestaciones y plantones dejando una pérdida de 8 mil millones de pesos, el total de marchas fue de 10 mil 166 movilizaciones. Afectando así durante ese período uno de los primordiales patrimonios del país, que es el zócalo de la ciudad de México, reportando una perdida de hasta el 90 % de utilidades.

En contraparte, citando el artículo 6°constitucional: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial ó administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercer, provoque algún delito, ó perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley”. Surgen cuestionamientos que hacen dudar de este tipo de manifestaciones a manera de reflexión:

·      

¿Esta marcha agrede a la moral y reputación de un ciudadano?
A pesar de mostrar el descontento, ¿En qué forma ayudarán al país dichos movimientos?
Éste, ¿no se trata de un acto de intolerancia?

Así pues, querido lector, es momento de reflexionar sobre qué queremos para el futuro de nuestro país. Habrá que analizar ventajas y las desventajas de cada partido así como su candidato que se ve involucrado en la contienda electoral, pero sobre todo recuerde que el poder de la ciudadanía está en nuestro voto.


El mejor consejo que podemos dar, es: ¡No cabe duda que lo mejor que podemos hacer este primero de julio es asistir a las urnas y ejercer nuestro poder ciudadano! El cambio no depende de una imagen, una persona, un partido ó incluso una propuesta, la transformación hacia un país mejor radica en que busquemos darle un rumbo y dirección hacia todas y cada una de nuestras acciones.


Autores:
Daniela Paola Gutiérrez*
Rodrigo Ubach Cózatl*
Felipe Rodríguez Luna*

Estudiantes del 2o semestre de la carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM, campus FES Acatlán.